|
LA
IMPORTANCIA DE ESTAR LIBRE
La
fiebre aftosa en Uruguay
La
fiebre aftosa se ha transformado, desde su erradicación en los
países desarrollados, en una importante traba para las exportaciones
de productos de origen animal. Con posterioridad, el avance científico
y nuevas tecnologías lograron la disminución de algunos
de los riesgos, pero la barrera subsiste. La fiebre aftosa se considera
del punto de vista económico como una barrera no arancelaria por
los países productores, mientras el mundo desarrollado niega la
situación.
Pero se esté de acuerdo o no, la barrera arancelaria aún
contiene rigor científico y los casos del Reino Unido y nuestro
país hoy muestran la debilidad de los sistemas de prevención,
pues la vigilancia epidemiológica no es sólo tarea de la
profesión veterinaria, los servicios sanitarios e incluso los productores,
es una tarea de conciencia nacional y difícil de hacer.
Un país declarado libre de aftosa sin vacunación
accede al mercado no aftósico que puede en ciertas circunstancias
pagar mejores precios pero, que además significa llegar a mercados
importantes por su poder adquisitivo.
Y libres de la enfermedad son aquellos países que no tienen el
virus, o sea que han erradicado el virus de su territorio, lo que se prueba
no vacunando y que la enfermedad no aparece.
Se debe entender, que la vacunación contra la fiebre aftosa no
garantiza la eliminación del virus del país ni la región.
De esta forma, los mercados que operan con la barrera para-rancelaria
tienen la excusa perfecta para no comprarnos o imponernos condiciones
de precio que van a lesionar nuestra rentabilidad. Como ejemplo tómese
lo sucedido con el cierre de mercados como Canadá, México
y el propio Brasil.
La reunión de la última Conferencia Científica de
la OIE sobre la fiebre aftosa, que se celebró del 17 al 18 de abril
de 2001, dejó en claro cuales eran las consecuencias de tener que
llegar a la vacunación en un país que estaba libre de fiebre
aftosa y reconocida por esa Organización Internacional. Se considera
que la condición de libre con vacunación es
una entelequia teórica. Por su parte, el director general de la
OIE, Bernard Vallat, reconoció que la vacunación es
una herramienta valiosa para conseguir erradicar la enfermedad,
que es endémica en las dos terceras partes de los países
del mundo. Pero advirtió que la decisión de recurrir
a la vacunación en masa tiene un impacto de tipo sanitario porque
supone la persistencia del virus en un país, ya que los animales
vacunados pueden excretar la fiebre hasta 42 meses después de que
se los haya inoculado, de acuerdo con las experiencias pasadas.
Los técnicos de los organismos internacionales coinciden en advertir
los problemas a medio plazo que plantearía recurrir a la estrategia
de vacunación generalizada, frente a los nuevos brotes de fiebre
aftosa en los países libres e insisten enérgicamente en
la necesidad de reforzar los controles veterinarios para prevenir y luchar
contra la epizootia. Esto es, la prevención y la vigilancia epidemiológica
tanto activa como pasiva ante un nuevo escenario económico regional
de crisis profunda y los efectos de la globalización. Preisamente
esto es lo que hay que revisar en nuestro país una vez que se tenga
toda la información y se pase la raya para ver cuál es el
saldo final, para confeccionar la factura a los responsables, tanto actores
de la sociedad civil organizada como del gobierno.
¿Actuó correctamente el gobierno?
Al romperse la barrera sanitaria e ingresar el virus en nuestro país,
se tuvieron que tomar medidas. El virus actuante, según informaciones
oficiales, es una variedad del A24 y su origen sería el de Argentina
2000.
Uruguay había aumentado en forma sensible su exportación
a nuevos mercados luego de obtener la condición por lo que, en
nuestra opinión, no era conveniente volver a vacunar léase
perder esos mercados y posibles mejores precios, existiendo otras
posibilidades.
En su momento y cuando se contaba con un solo foco, afirmamos que si las
condiciones lo permitían se debía actuar como en el foco
de Artigas y que éramos contrarios a vacunar (por todo lo manifestado
anteriormente). O sea, hacer lo posible para no tener que vacunar, pero
si la situación empeoraba, se podría estudiar las medidas
combinadas, ya que antes de perder toda la ganadería, no iba a
haber más remedio que volver a vacunar todo el rodeo.
Creemos que es profundamente equivocado poner en blanco y negro vacunar
o rifle sanitario, sin tener en cuenta todos los factores. Ninguna medida
es perfecta y la toma de cada una de ellas y su combinación tiene
efectos diferentes para distintas situaciones. Lo que está claro
es que no debió detenerse la vigilancia epidemiológica.
La presión del sector agropecuario manifestada de diferentes formas
se hizo sentir. ¿Cuánto pesó cada cosa? La opinión
de los técnicos, la presión del sector, el fracaso del sistema
de vigilancia; el ocultamiento de Argentina de focos en la Pampa Húmeda.
No se sabe. Pero sería bueno que los servicios oficiales lo digan
para terminar con las dudas.
Lo cierto que algo falló y hay que analizarlo con tranquilidad
en un nuevo escenario en el que no deben faltar en el banquillo de los
acusados las políticas para alcanzar la globalización, así
como las de corte neoliberal asociadas a modelos erróneos. Pero
todo a su momento, no pongamos la carreta delante de los bueyes
ni desconozcamos reglas técnicas si es que queremos aproximarnos
de la mejor forma posible a los intereses de los sectores productivos
del país.
¿Qué hay que revisar de lo pasado para encontrar una salida?
EL lector se debe preguntar si era viable el proyecto en que se embarcó
el país: asumir las medidas y los costos necesarios para obtener
los beneficios de ser país libre de aftosa que implica
hoy no vacunar. Cabe preguntarse si los servicios oficiales
contaron y cuentan con las estructuras y recursos suficientes, no sólo
económicos, materiales, tecnológicos y de información,
sino con la dotación de recursos humanos en calidad y cantidad
suficiente como para encarar la defensa del estatus. Y además:
¿Cuentan actualmente con ellos para impedir el ingreso del virus
de la vaca loca transmisible, del propio de la ovina y de
otras enfermedades de la lista A y B de la OIE? Las preguntas de difícil
respuesta para el gobierno, brotan a raudales: ¿Cuál es
el compromiso con las medidas del sector productivo? ¿Decayó
su grado de conocimiento hoy respecto del pasado, en función del
escenario? Incluso cabe preguntarse ¿cuál es el estado de
los convenios internacionales y su cumplimiento por parte de Argentina,
Brasil y Paraguay? ¿Cuántos eran los recursos que se aplicaron
en los años que se inició la campaña y en sus hitos
principales, en relación a la dotación de recursos asignadas
en estos momentos? ¿Cuánto contribuye esto al mentado costo
país y cómo se distribuye su carga tributaria? Y también
en términos mas generales: ¿Cuáles eran los riesgos
asociados al proyecto así como sus debilidades y fortalezas? ¿Era
acaso el proyecto incompatible con otros, como es el proyecto turístico?
Seamos claros, quienes están en el gobierno tenían la responsabilidad
de formar los equipos técnicos multidiciplinarios para evaluar
éste y otros proyectos en los cuales el país tiene mucho
en juego. Poco o nada se hizo al respecto, lo que debe ser un llamando
de alerta acerca de lo que tendrá que hacer otra fuerza política
cuando llegue al gobierno.
En este proceso hubo costos directos e indirectos asumidos por unos y
beneficios logrados por otros. Habrá que pasar línea, balancear
económica y socialmente para analizar si se actuó bien o
hubo errores en esta o en otras políticas que impactaron el área
sanitaria y no se midieron esos riesgos.
La izquierda ante la crisis
La izquierda que se precia de pretender ser gobierno y que debe
tener respuestas a estas situaciones parte de la base que la fiebre
aftosa deja en evidencia una crisis anterior mayor, que tiene gran parte
interna y no viene sólo del exterior y los mercados y que se verá
agravada por la reaparición de la enfermedad.
Esto está medianamente claro en nuestro pensamiento. Pero tal vez
alguien proceda con apresuramiento al juzgarlo y el malentendido tenga
su origen en que este acontecimiento sanitario venga a nuclear a todo
el sector como factor detonante.
Las facturas pasadas al gobierno, al recrudecer el problema de la aftosa,
parten de todos los sectores de la producción y la industria, incluso
de algunas personas que son responsables porque en el accionar político
y de gobierno en gran medida apoyaron la política económica,
que sin duda, ha contribuido con el modelo neoliberal o liberal (como
dice el presidente de la República) a la generación de la
situación económica que nos afecta seriamente y que se traduce
por una enorme crisis social, que no tiene sólo causas externas,
sino estructurales e internas.
La política económica aplicada de forma sistemática
y caprichosa por los tres gobiernos anteriores y profundizada por el actual,
impacta y afecta en lo económico y repercute en lo social de manera
visible. En el sector agropecuario se traduce por la falta de rentabilidad,
el endeudamiento, la falta de competitividad, el éxodo de la familia
rural, la falta de trabajo y tantos otros problemas que reclaman las gremiales
agropecuarias. Pero se debe insistir en afirmar que los orígenes
de la crisis son los mismos que los que afectan a todos los demás
sectores productivos y sociales de nuestro país, con excepción
del sector financiero y en alguna medida el importador, que siempre han
encontrado la forma y los márgenes para transferir sus costos a
los sectores productivos y al consumo interno.
Por otro lado, este país tiene insumos caros en todas las áreas,
y en el sector agropecuario se agrava porque tiene topes en los precios
de sus productos que exporta. Si consideramos que a esto se suma las barreras
no arancelarias que nos imponen, como este caso, disfrazada de barrera
sanitaria, las cuotas de importación y los subsidios a sus productos
impuestos por los países compradores, la crisis estructural existente
tiene otros factores de agravamiento.
Pero se debe refrescar la memoria y recordar que muchos productores del
sector agrícola ganadero tanto primario como industrial, creyeron
y apostaron en lo que decían los gobiernos hasta el actual
de que se debía modernizar las empresas y actualizarlas tecnológicamente,
bajar los costos y ser más competitivos. Así lo propusieron
los sucesivos gobiernos democráticos desde 1995 hasta el presente
y muchos productores invirtieron en ello, incluso tomando créditos
a altas tasas de interés.
Ahora que los modelos vienen fracasando, son sus impulsores los que tienen
que explicar las consecuencias actuales. Tanto el sector agropecuario
como el agroindustrial cumplió con su parte, invirtiendo y mejorando
su productividad. No debería ser por la crisis de la aftosa por
lo único por lo que se llame a responsabilidad a los pergeniadores
de dichos modelos.
Siempre estuvimos en la primera línea en el aporte y en la discusión
de propuestas concretas y progresistas para el sector agropecuario, con
medidas programáticas, con medidas de emergencia ante la crisis,
en la discusión presupuestal y otras instancias. Ahora será
preciso seguir estudiando la situación y revisar los escenarios.
La militancia política y el trabajo son las formas de aportar en
ese sentido.
Decía Miguel de Unamuno en una de sus frases que alcanzaron celebridad
algo así como que los señoritos hablan de la patria y la
venden, mientras que los pueblos la compran con su sangre.
De qué hablamos cuando decimos aftosa
La Fiebre Aftosa es una enfermedad viral, altamente contagiosa,
de rápida propagación, y curso rápido, que
afecta a los animales de pezuña hendida (biungulados), tales
como los bóvidos (bovinos, cebúes, búfalos
domésticos, yaks), ovinos, caprinos, porcinos y también
a todos los rumiantes salvajes.
Se debe aclarar que la fiebre aftosa no es una zoonosis (enfermedad
que se transmite del animal al hombre), como lo es la estomatisis
vesicular del cerdo que se confunde con ella y otras tales como
la encefalitis bovina espongiforme (síndrome de vaca loca)
que hoy también es la noticia.
Su importancia radica en la capacidad de la enfermedad de producir
grandes pérdidas económicas a los rebaños pues
las poblaciones ganaderas afectadas sufren altas pérdidas
en producción de leche, mayor tiempo de alimentación
para recuperar o llegar al peso deseado y requieren gastos en tratamientos
para evitar complicaciones. Se presenta con bajas tasas de mortalidad
en animales adultos, pero a puede producir mortalidad en animales
jóvenes.
Los casos clínicos aparecen con manifestación de fiebre
y formación de vesículas (aftas) en la cavidad bucal,
hocico, espacios interdigitales y rodetes coronarios de las pezuñas,
hay también lesiones en el aparato digestivo.
El virus es sensible al calor por encima de 50°C y al pH ácido
alcanzando su inactivación cuando se alcanzan cifras menores
de 6,0 y no mayores a 9,0. Sobrevive en los ganglios lifáticos
y la médula ósea de los huesos, pues después
del rigor mortis se produce en los músculos (carne)
un proceso de maduración que hace caer el pH a valores menores
de 6,0, de allí el requerimiento de carne sin hueso de algunos
mercados como medida de precaución. El virus puede sobrevivir
en forraje contaminado y materia orgánica según la
temperatura y el pH, pero es sensible a desinfectantes tales como
hidróxido de sodio (2%), carbonato de sodio (4%), y ácido
cítrico (0,2%). Resistente a los yodóforos, a los
compuestos cuaternarios de amonio, hipoclorito y fenol, especialmente
cuando el virus está en presencia de materia orgánica.
La enfermedad se transmite por contacto directo e indirectamente
por medio de la emisión de saliva en gotitas por parte de
los animales afectados. Son fuente de virus los animales en período
de incubación y afectados clínicamente que contagian
a través del aire expirado, la saliva, heces y orina. La
leche y el semen mantienen el poder infectante hasta 4 días
posteriores a la aparición de los síntomas clínicos.
La carne y productos derivados a pH por encima de 6,0 también.
Entre los portadores animados se identifican animales convalecientes
y vacunados expuestos, pues el virus persiste en la orofaringe del
animal afectado por un período considerable (hasta 30 meses
en los bovinos o más tiempo en el búfalo, 9 meses
en los ovinos). Los vectores son varios y pueden ser tanto animados
como inanimados. Entre los vectores animados se debe considerar
el ser humano como el más importante. Los vectores inanimados
están constituidos por los vehículos, raciones, forrajes,
etc.
En cuanto a su presentación espacial la fiebre aftosa es
endémica en partes de Asia, Africa, el Oriente Medio y América
del Sur donde existen focos esporádicos y zonas libres de
la enfermedad y ahora se suman estos focos en zonas que habían
sido consideradas libres en la última década.
|
*
El autor es doctor en Medicina y Tecnología Veterinaria, ex funcionario
del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca y ex Consultor
del CPFA-OPS-OMS-NU (Centro Panamericano de Fiebre Aftosa de la Organización
Panamericana de la Salud de Naciones Unidas) y quien ha participado
activamente en el desarrollo de los Sistemas de Información y
Vigilancia Epidemiológica así como en la Organización
y Sistemas de Información de Servicios de Salud Animal. Email:
jdog@adinet.com.uy
1
Contó con la participacón de los más capacitados
científicos mundiales en la materia y de los representantes de
las cinco Comisiones Especializadas de la OIE, que intervinieron en
nombre de los 157 Países Miembros de la OIE presentes en los
cinco continentes.
| |
|